que humillaban a los chicos de la forma que mejor podían hacer.
Descargando su escarnio ante cualquier cosa que hicieran,
exhibiendo sus vergüenzas, las que nunca se deberían de ver.
Pero era bien sabido que sus gordas esposas
les pegaban y humillaban hasta quitarles la vida.
No queremos educación,
no queremos más control,
no queremos más sarcasmo,
déjanos de una vez en paz
Maestro, déjanos en paz,
sólo somos un ladrillo en el muro,
sólo somos un ladrillo más.
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