sólo queda la estela de tu paso redentor;
más veloz que mis ojos tu estela se perderá,
abrazo la imagen grabada en mi retina;
acompaño tu viaje, pájaro de fuego,
sigo el rastro ardiente de tu paso redentor;
pegando tu piel en tiras a mi corazón roto,
añora lo que no tuvo, el sol queda lejos;
leo tu rostro a diario para que nunca mueras,
pero la muerte sólo existe en mi mirada.