salen de mis manos y mis pies;
deleitado por la brisa que azota mi rostro,
la lluvia que empapa mis mejillas;
caigo en desiertos o lagunas oscuras,
me limpio el barrode mi cuerpo,
vacío la arena de mis bolsillos,
vuelvo a apostar todo a caballo perdedor;
el que vuela entre la tierra y el cielo,
que se cuela por el ahujero de la luna,
sumidero de sueños locos,
locos locos por la vida.