Música y poesía.

viernes, 28 de diciembre de 2012

El artista (Rous).

En la pista central bajo un tórrido sol,
no distingo ya más que un murmullo infernal;

me olvidé de la letra, esto es el final,
desmiembran mi cuerpo, lo tiran al mar;

Soy uno más, soy el mejor,
soy sólo cáscara sin nada dentro;

Salto hacia el cielo, se esfuma la tierra,
miro hacia abajo, sólo queda caída;

fuera en cada esquina continúa la función,
el espectáculo es sublime, a pesar del director.


viernes, 21 de diciembre de 2012

Suena el timbal (Rous)

Suena el timbal, una luz en el cielo,
el sol que se pone, el espacio que tiembla.

Soy yo sentado, tumbado en la hierba,
contando las flores, echando una siesta.

Estoy sentado en la hierba, formo parte de ella,
oigo sonar la flauta, es el baile de estrellas,
soy sólo un invitado, no puedo cogerlas.

Vienen olas que arrasan,
vienen olas que abrasan,
que mis ojos son velas,
¿a donde me llevan?.

De pronto suena el timbal, que arrasa la tierra,
con olas gigantes que rompen las velas,
y caigo al instante, sentado en la hierba,
contando las flores.

Que el viento corteja
y que tú te las llevas
entre tantas estrellas,
bailando con ellas.



sábado, 15 de diciembre de 2012

Flotando

Cuando el viento desordena mis ideas y me deja aturdido,
hundido en altamar.

 y una sombra desencadena la noche y encadena mis sentidos
 en pleno amanecer.

 Me aprisionan la nubes en el cielo cavernoso
que empieza a florecer.

 Rompiendo cada hueso que ya no me sostiene
hasta desfallecer.

 y así, me voy flotando hasta que vuelvo a caer
de nuevo.


viernes, 7 de diciembre de 2012

Las 100 patas de la araña (Rous)

Las 100 patas de la araña, abarcando cada piedra,
pasan días y sus noches en incesante traqueteo;

De pesadilla en pesadilla hasta que la noche acaba,
no corre brizna de viento entre las fauces abiertas;

sobre la hierba,  mi cuerpo se sumerge en la piedra,
nado en la espesura gris de su aliento,
las  hadas escapan hacia cielo abierto;

Sobre el hilo de araña, tensado hasta el infinito,
me columpio indolente ante las fauces abiertas.

Rescatado por tus brazos que recorren mi cintura,
acuñando en mi frente las palabras queme curan.