de sonrisas pintadas,
recuerdo cada gesto,
cada palabra tuya.
Queda todo impreso
en un plano secuencia,
que nunca se acaba
si eres el espectador.
Y llega el otoño,
sin ti no hay verano,
luego el invierno
y a enterrar las hojas,
las hojas muertas.
Que fría la noche
lejos de tus brazos,
rezuma caracolas
entre los cielos,
los cielos desiertos.
Para escuchar
susurros de mar,
para empaparse
de pura soledad.