Dentro están los sueños, los días soleados por tus ojos;
La caricia del viento que tu mano impulsa,
el deseo de tu cuerpo dentro del mío.
¿Hay alguien allí?, preguntan mis labios temblorosos;
Llaman a la puerta nudillos rojos, llorosos;
De espaldas, de vergüenza sumido;
Suenan trompetas, el cielo se abre.
Puertas y ventanas abiertas por el viento
golpean mi cara, ruido de cristales rotos;
Pero es la brisa que mueve tu sonrisa
la que abre el cielo de par en par.
Abrirme la puerta.
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