Música y poesía.

viernes, 30 de agosto de 2013

El sueño americano

Te dejo dormida en el limbo para hablar con los cuervos;
tendré que dejar de amarte para ser uno de ellos.
Me emborracha el humo de los sueños quemados;
¿Quien puso tan lejos el sol?, si es sólo una piedra
que se enciende con la luz de tus ojos.

Se convierte la lucha en un fin, un rival cada hombre;
porque sólo hay un sueño que seguir en la montaña de sangre.
Pero un día dejé de escuchar los graznidos del cuervo,
el sonido celestial de los altavoces.
Y escuché un murmullo, un río, un deseo.

Una pregunta escuché que lo cambió todo
porque en el aire quedó y el mundo fue mío
como míos fueron siempre tus ojos.



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