fluyendo de ellos, un riachuelo orgulloso;
se estremece en la mano al contacto con la lluvia,
escondiendo su rostro pálido al latido de la luna;
llama que la brisa apaga,
tu luz de cálido aliento empapa,
entre hogueras y negras brasas tu fuego que nunca quema descansa;
vaga luz de soledad.
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