canta su armónica a la luna, corean los grillos su canción;
Una mirada apasionada le abrió las puertas del amor,
dejó por ella las montañas, cegado por su corazón;
Rocki se parte las espaldas en los muelles de Nueva York,
por un grasiento empresario, su amor eterno le dejó;
Acuna el canto de su alma vino barato del peor,
no siente el aire que respira, tan sólo el vaho del alcohol;
Urgando un día en sus bolsillos, su vieja armónica encontró,
miró a la luna y las estrellas, aún esperaban su canción.
2 comentarios:
Gracias, Rous. ¡Qué tiempos! El cassette, los conciertos, las camisas de los 90,... Como decía aquella otra vieja canción: "Te recordaré, en mí hay un lugar donde no pasa el tiempo."
Es curioso como se quedan grabados ciertos momentos. Son momentos de ilusiones, de asombro, de inocencia,
¿de felicidad quizás?
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