Música y poesía.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Suite lucero

Los guardianes apostados a la puerta
sin dejar a nadie entrar ni salir,
en los campos infinitos o en oscuras celdas
un río de sangre nos separa.

No eran ciertas las palabras que se grabaron en mi,
tampoco las que inventé para poderte tener.
Derrumbaron los caminos, ¿hacia donde puedo ir?
El sol sigue alumbrando y la luna sigue aullando.

Y es que cada paso que doy hace girar la tierra
hacia el brillante amanecer o hacia el oscuro ocaso.
Derrumbaron los caminos, ¿hacia donde puedo ir?
El sol sigue alumbrando y la luna sigue aullando.

Los guardianes apostados a la puerta
sin dejar a nadie entrar ni salir,
en los campos infinitos o en oscuras celdas
un río de sangre nos separa.

Te tengo sólo para mi, ¿quieres tenerme tú a mi?
Deja que se vayan los demás habrá más sitio para los dos.
Pero debo ser el único, como tú lo eres para mi.

Las trincheras convertidas en contenedores rotos
alineados en puertos vacíos.
Las balas de cloroformo que se inyectan por los ojos
y en la carne gorda y fofa.
Las pantallas están por todas partes
invadiendo y devorando sueños.

Sólo había que pulsar un interruptor
para hacer finalizar la guerra y el horror,
y de nuevo estabas tú, sin dejarme de mirar.
Ya no eras un perro ladrando, una nube oscura,
eras una luz brillante, el sonido que me cura.




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