Música y poesía.

domingo, 7 de diciembre de 2014

La caja de música

Aunque a veces
desaparece el mundo,
el espejo se rompe
y ando entre calles oscuras.
Donde ahora
no hace falta la luz, las polillas
se queman en el fuego eterno
que las atrae.

Abro la caja de música,
conozco su mecanismo,
seducido por la melodía
que me hace bailar.

Muevo mis brazos y piernas,
muestro mi pecho desnudo,
desencajadas mi boca y mis ojos
por la velocidad.

Aunque siga estando dormido,
gira la tierra,
y cada átomo de mi cuerpo
alrededor del vacío.

Cada giro, cada segundo
pierdo el sentido,
hasta que la cuerda acaba
o el sortilegio
llega a su final.


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